Tu foto risueña a un costado, aunque parezca cursi, me provoca una lagrima;
y el perro que era mi único amigo se buscó otro amo.
Para ti yo fui un error que el tiempo borró, que no fue bueno vivir; pero yo sé que en el fondo de ese cruel corazón, tu pasión sigue siendo mi amor, & que al final del camino tú reconocerás que no me has podido olvidar. No me has podido olvidar; no me has podido arrancar. Te decidiste a buscar otro amor, & ya verás que no es fácil lograr que te quieran mejor.
Yo temía a estar sola, hasta que aprendí a quererme a mí misma. Yo temía fracasar, hasta que comprendí que únicamente fracaso si no lo intento. Temía a lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mí. Temía al dolor, pero me di cuenta que es necesario para crecer. Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mí misma. Temía a que las cosas que me hicieron bien no vuelvan, hasta que supe que todo en algún momento vuelve. Pero sobre todas las cosas temía al pasado; hasta que comprendí, que sólo puede regresar en forma de recuerdos, por lo tanto, el pasado se va. Se recuerda, te hace daño, pero el pasado siempre acaba yéndose. & si algo del pasado vuelve, vuelve porque no se tuvo que ir.
Estoy todo el tiempo observándote: No dejo de mirarte ni un segundo.
Me acerco tanto que casi puedo rozarte las pestañas, pero vos reaccionas mal, te violentas y me ahuyentas.
Crees que soy molesto y p e l i g r o s o, que busco hacerte daño de algún modo, pero yo soy tan insignificante que no tenes por qué tenerme tanto miedo.
Yo estaba en agua estancada hasta que te conocí…
Por mucho que trates de escaparte, vas a escuchar que estoy revoloteando cerca; y cuando te canses de querer matarme, voy a enterrarme en vos.
Vos te escondes cuando me ves. Buscas el modo de librarte de mí.
Quizás no me ataques dentro de un tiempo, pero yo tiempo no tengo y no te entiendo.
Batiendo las alas evito tus trampas,
y esquivo el veneno que me tiras!
-¡Aslan!- exclamaron Edmund y Lucy a la vez, con un tono de desesperación en sus voces.
- Sois demasiado mayores, chicos- dijo él-, y ahora debéis empezar a acercaros más a vuestro propio mundo.
-No se trata de Narnia, ¿sabes?-sollozó Lucy-. Se trata de ti. No te veremos allí. Y ¿ cómo podemos vivir sin volver a verte?
-Pero me veréis, querida mía- respondió Aslan.
-¿Estás...estás también allí, señor?- preguntó Edmund.
-Lo estoy- respondió el león-, pero allí tengo otro nombre. Tenéis que aprender a conocerme por ese nombre. Éste fue el motivo por el que se os trajo a Narnia, para que al conocerme aquí durante un tiempo, me pudierais reconocerme mejor allí.